Removedor

"Hemos aquí de viva voz. Desde el arte y frente al arte. Desde el hombre y frente al hombre. No pretendemos que nuestra palabra posea sonoridades sibilinas ni sabor de profecía; pero sí creemos -y no podía ser de otra manera- que el mundo plástico en que viven nuestras obras es el verdadero. Y ahora, señor Público y señora Opinión, nos tenéis frente a vosotros, en plena actitud extravertida a que nos arrastra nuestra flaca condición. Y ahora, señoras y señores, descorremos el telón, y os mostraremos -en un paroxismo de sinceridad- hasta los hilos que mueven títeres del espectáculo que posee la rara virtud de ser comedía, farsa o tragedia, según el lugar que ocupe el gusto y la humanidad del espectador. La acción, señoras y señores, transcurre en el infinito. Los personajes son dos, el Artista y el Público, y se visten de muy variados trajes, lo cual no os impedirá reconocerlos fácilmente, pues donde el paño varíe no variarán las maneras ni el decir. El público, por ejemplo, tiene una verdadera manía en cambiar de trajes y en disimular la voz; se disfraza de hombre de la calle, de jurado de arte, de crítico, y a veces hasta quiere imitar al otro personaje y se viste de artista; más, lo mucho de su torpeza y lo poco de sus luces os lo harán inconfundible. Y para mayor seguridad REMOVEDOR, aquí presente, os lo señalará haciéndolo, al mismo tiempo, el comentario de las gracias y desgracias que sucedan en la escena, facilitando con ello la risa y el llanto. Pero, no os riáis ni lloréis demasiado que, en el fondo, todo es mero teatro y simple juego. Y ahora, señoras y señores, afuera el telón y empiece la acción". -- Page 2, no. 1 (enero 1945)