NARRADOR: Este cuadro es de Johannes Vermeer.

WALTER LIEDTKE: Imagínelo en un interior del siglo XVII, iluminado por la escasa luz que entra por la ventana, o por una vela. En esas condiciones, este cuadro adquiría una potente tridimensionalidad. Incluso podemos pensar que el marco sugiere una ventana por la que se asoma la figura.

Esta joven posiblemente sea una persona real. Sus facciones están muy individualizadas, casi más que las de la chica del famoso cuadro de Vermeer “La joven de la perla”, muy similar a éste y de la misma época.

No obstante, hay que tener en cuenta que estos cuadros no eran retratos, y que sus coleccionistas buscaban personajes interesantes, bellos o feos, jóvenes o viejos. Este cuadro es un estudio de una fisonomía interesante, hecho para atraer a un coleccionista.

NARRADOR: Los espectadores holandeses contemporáneos habrían pensado que esta vestimenta era exótica, quizás del Medio Oriente. El rostro, tan luminoso contra el oscuro y aterciopelado fondo, es de una belleza insólita

WALTER LIEDTKE: Esta cara es extraña, anatómicamente hablando, pero la expresión es muy abierta. Mira hacia un lado pero la sonrisa está claramente dirigida a nosotros. En mi opinión, éste era uno de los propósitos de este tipo de cuadro: pintar una persona físicamente interesante, pero que también nos haga desear conocerla.