Hércules y Aqueloo

Los trabajos de Hércules brindaron a los escultores la oportunidad de explorar la fuerza de la figura masculina en acción. Este grupo grande tallado en redondo muestra la lucha entre el héroe mitológico y Aqueloo, dios fluvial de apariencia humana que se transformó en toro y luego en serpiente. Se atribuye a un artista anónimo autor de dos grandes escenas en relieve en las que Sebastián, santo de los primeros tiempos del cristianismo, es atacado por arqueros romanos. Las obras de ese ingenioso escultor se caracterizan por la expresión de movimientos violentos y exagerados y de emociones extremas, y por una enfática delineación de los detalles físicos.