Reunión a orillas del bosque

Las cualidades pictóricas de este dibujo y el virtuosismo con el que el artista maneja la sanguina sugieren que es una obra independiente, tal vez creada en el taller a partir de un estudio al aire libre. Un grupo de altos árboles, cuyo exuberante follaje está iluminado por el sol, custodia la entrada sombría del bosque. En una manipulación de la escala característica de su estilo, Fragonard agrupa figuras elegantes, medio ocultas en las sombras, como ecos discretos del vigor y la fecundidad del frondoso paisaje. El naturalismo dramático vinculado a los paisajistas holandeses, sobre todo a Jacob van Ruisdael, se fusiona aquí con una visión de la naturaleza como entorno acogedor para los juegos amorosos de los aristócratas, en la tradición de las fiestas galantes de Jean-Antoine Watteau.