Bashi-Bazouk

Gérôme, entonces en la cúspide de su carrera, pintó este extraordinario cuadro a su regreso a París tras una expedición de doce semanas por el Oriente Próximo a principios de 1868. Un modelo posó en su estudio, vestido con los ropajes adquiridos en el Levante. El título turco escogido por el artista, que significa «sin cabeza», alude a los feroces soldados sin ley ni paga que luchaban solo a cambio de botín, aunque es difícil imaginar en el campo de batalla a este hombre vestido con una túnica de seda tan exquisita. Famoso por su refinada representación de texturas, Gérôme hace gala de su virtuosismo en esta obra, dotando al modelo de una dignidad poco usual en sus otras fantasías orientalistas.