Autorretrato
Andy Warhol American
Not on view
Muchas obras de Warhol pueden interpretarse como una meditación sobre la fugacidad de la vida, desde los icónicos retratos de Jacqueline Kennedy, estoica en el sufrimiento, hasta las pinturas de cráneos de mediados de la década de 1970. Aquí, el artista, con el rostro mortalmente pálido y los ojos cerrados, aparece como un santo martirizado, suspendido entre las agonías de la carne y la cegadora luz blanca del más allá. Esta dramática imagen, carente de la ironía que aparece en muchos otros autorretratos de Warhol, parece aludir al intento de asesinato sufrido en 1968, a la vez que anticipa de manera estremecedora su muerte prematura.