El sofá

Inveterado cronista de la pintoresca y sórdida vida nocturna del Montmartre finisecular, Tolouse-Lautrec se propuso documentar la vida de las prostitutas en una serie de cuadros pintados entre 1892 y 1896. Las escenas de prostíbulos descritas en los monotipos de Degas y los shunga (grabados eróticos) japoneses parecen haberle dado licencia artística para crear desinhibidas imágenes de gran formato que tratan esos temas con gran franqueza y fuerza visual. El artista apreciaba la naturalidad de las prostitutas «que se arrellanan en los divanes… sin pretensiones de ningún tipo». El sofá se relaciona con otros tres cuadros de mediados de la década de 1890 que representan parejas de lesbianas intercambiando muestras de cariño.